«El proyecto de Jaume Plensa crece en un mundo en medio del cielo y de la tierra. Donde están realmente sus mujeres durmientes. Meditan, sueñan o fallecen sus personajes de alfabeto.
Decía Plensa que los rostros alargados de tantos personajes anónimos aludían a la llama de la vela que ilumina tenuemente el interior de cada ser humano: correlato del alma del mundo, a medio camino entre el sueño y el lugar imaginal que su idolatrado William Blake habitó alucinado.
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Convencido de su tarea en el mundo, Jaume Plensa busca la emoción que vibra y tiembla, que vive en el niño y el hombre, que asciende un Monte Análogo o se pierde en las nauseas de la Isla del Tesoro.»